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Escribí este cuento a principio de este mes y fue lo que principalmente impulsó a que rehaga parte del sitio. Decidí que tenía esto para contar y me dejé llevar por el teclado un par de tardes. Es la primera vez que escribo un cuento, y llego al punto donde lo puedo retocar y decidir que está "terminado".

P.D. Sí, el título me lo robé de DBZ, intenté resistir el impulso edgy pero no pude.

Ángeles fuimos

La otra vez boludeando en la computadora me ocurrió algo alucinante, algo que no me había pasado antes. Ese día vi a una persona a través de la pantalla. No era una imagen ni una videollamada, se sentía genuino, cómo si mí monitor se hubiese transformado en una ventana, la cosa fue así:

Yo tengo una obsesión que por suerte comparto con varias personas. Me gusta mucho registrar todos los juegos que jugué en mí vida.

Tener listas así a veces suelen ayudar mucho, pero cuando digo que tengo una obsesión, es una obsesión de verdad. No es simplemente agregar juegos que recuerdo y ya está. Es agregar todo lo que jugué, hasta el fichin más oscuro que se me pueda ocurrir.

Uno de los obstáculos con los que se cruza un obsesivo de los listados de jueguitos, que al mismo tiempo es un sólido motivo por el que me gusta tener estas listas, es cuando mi memoria empieza a fallar y no puedo recordar un condenado título. En internet existen comunidades enteras dedicadas a ayudar a las personas a encontrar juegos que han olvidado. Pero a veces, nadie más tiene mi respuesta, o mi memoria es demasiado vaga y no soy capaz de articular suficientes detalles cómo para que otra persona identifique el juego que estoy pensando.

Una noche se me vino a la mente un MMORPG que jugamos en una oportunidad con mis amigos. Era un juego que jugamos entre varios, incluso tengo anécdotas graciosísimas de nuestras andanzas en ese mundo. Pero nadie más volvió a recordar su nombre.

El principal detalle que recuerdo, que probablemente sea lo único que quizás lo distinga de otros MMO, es que una de las primeras monturas era un cangrejo gigante. Di vueltas y vueltas en esa búsqueda pero se ve que es tan vaga mí memoria, que incluso si llego a ver un gameplay de ese juego, dudo mucho que me vaya a dar cuenta cuál de los MMOs de la época es.

Estaba a punto de rendirme pero se me ocurrió algo: mí gmail, que lo tengo hace más de una década. Algo muy útil que tiene Gmail es que te permite mirar los mails desde los primeros que recibiste. Yo ya había revisado una vez mis viejos mails, pero durante exploraciones anteriores, buscaba cosas más personales, es decir, mails de profesores y compañeros que he tenido, ese tipo de cosas. Pero ahora, la búsqueda fue un poco más rara, estaba buscando mails que me enviaron máquinas, esos que te envían cuando te registras en una página web.

El primer pecado que cometí en esa búsqueda es abrir mails que no fueron leídos. Se siente cómo si hubiera roto una armonía que no debería haber sido destruida. Lo que tendría que haber hecho es caminar por las huellas que ya estaban en la arena, para no arruinar ese paisaje, además, si no estaban leídos seguramente había una buena razón. En cierto sentido yo me estaba subestimando a mí mismo cuando tenía trece años. Esos mails sin leer eran phishing y del bueno. Y yo pensaba que identificar ese tipo de mails era una habilidad que adquirí mucho más adelante.

De repente me crucé con un mail de un remitente que me llamó la atención, posiblemente sea lo que estaba buscando, pensé. Era un mensaje de IGG, un servidor de varios juegos online.

Revisando su catálogo me doy cuenta que el MMO que buscaba no estaba pero en su lugar había otro. Era un videojuego online de desarrolladores taiwaneses llamado "Angels Online". Yo me acordaba de ese juego, incluso lo tenía registrado en mis listas.

Pero otra cosa que me gusta además de hacer listas es meterme en MMOs que están al borde de la muerte, me parecen algo poético o romántico. Ver a los últimos habitantes de esos mundos, es cómo un pueblo en el medio de la nada dónde son pocos pero se conocen todos entre sí, y por eso de vez en cuando voy a visitarlos. Puede que suene cruel pero me gusta ver eso, nadie realmente se entera que solo estoy haciendo una especie de turismo nostálgico. Y mucho más considerando que está vez no lo estaría visitando con cuenta nueva. Esa cuenta había nacido en el 2008. Eso hacía que fuera una oferta mucho más exquisita para mí.

Me descargo el juego. Tras un par de inconvenientes y launchers anticuados de por medio, logré loguearme en mi antigua cuenta. Mi personaje todavía existe. Lo seleccioné y me conecté al mundo. Es en ese entonces que miré a los ojos al segundo pecado.

Hay un meme de internet un poco conocido, es sobre una experiencia triste que le suele pasar a las personas que habitamos internet desde hace mucho tiempo. Trata sobre tener un amigo en internet que nunca más se volvió a conectar, el famoso "last online X years ago". Pero me doy cuenta que en esta instancia, yo no era el que perdía un amigo, yo era el que se desconectó para no regresar.

Y eso no es todo, también me di cuenta de otra cosa:

Un par de años atrás yo hice algo parecido a lo que estaba haciendo ahora pero con mí cuenta de Gaia Online. Me había conectado después de muchos años. Yo tendría que haber aprendido de ese error. Había roto una armonía, ya no decía "last login 2007", ahora decía 2017, ya no era poético, ahora era mundano.

Eso mismo es lo que estoy haciendo yo con el Angels Online ahora mismo. A pesar de que el juego no contaba los años desconectado cómo el Gaia, algo no se sentía del todo bien.

Yo estaba mirando un paisaje que vi a mis trece años, el mismo personaje, los mismos NPC, el mismo mapa, todo exactamente en el mismo lugar donde los había dejado.

No podía moverme, tanto en la vida real cómo dentro del juego. Estaba viendo lo que mí yo de hace más de una década vió, antes de crecer, antes de volverme alto y que me salgan pelos, antes de conseguir un empleo, antes de volverme aburrido, antes de inocentemente cerrar el juego para irme a comer o dormir, sin darme cuenta que al mismo tiempo estaba cerrando un libro con años de anécdotas, amistades, amores, todo lo que podría haber sido, todo lo que podría haber pasado entre el momento que cerré el juego por última vez y ahora mismo cuando lo volví a abrir.

No podía moverme, no quería moverme. Un buen MMO te puede acompañar por años, puede ser una vida que avanza en paralelo de la tuya, una extensión de vos, y ahí estaba yo, observando el momento exacto cuando se decidió que todo eso no iba a existir.

Mirando bien esa pantalla, verde, con personajes de ojos ovalados y gráficos pre-renderizados, empiezo a distinguir una silueta.

Y no puedo evitar preguntarme. Esa persona del otro lado del monitor, ¿me estará viendo a mí también? ¿Estará orgulloso de lo que soy?

En ese momento me doy cuenta que son las doce, que mañana hay escuela y me tengo que levantar temprano, así que sin tocar nada más cierro el juego y me voy a dormir.

Echinops - 31 agosto, 2021